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Necesito ser un idiota
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Optimismo
El
optimismo y la felicidad eran un reducto donde los filósofos se explayaban a su
gusto y nadie les hacía mucho caso. Todo filósofo que se precie de tal
profesión tenía su teoría sobre el tema, Platón, San Agustín, Santo Tomás, Hume
Wenzl, incluso los hay descorazonadores como Schopenhauer y Nietzsche…
Creo que el optimismo es la
mejor estrategia para afrontar el miedo, la ansiedad, la frustración y la duda
ante el futuro incierto que tenemos frente a nosotros.
Todos
los tiempos de crisis son tiempos de oportunidad, pero es un hecho difícil de
encajar si uno está en un ERE o en el paro, si ve que sus hijos no podrán ir a
la universidad o si su familia muchas veces tan sólo subsiste.
Realmente
es difícil ver oportunidades en un escenario así, cambiar los patrones
mentales, ser positivo; pero aunque resulte paradójico no podemos dejar de
intentarlo porque la otra opción es el miedo, la ansiedad, la frustración…
Optimismo y felicidad
Si te
das un paseo por Google descubrirás que hay datos para todos los gustos
referentes a encuestas realizadas en todos los países del mundo sobre la felicidad del ciudadano de turno. Resulta curioso que a nosotros nos
encuestaron en el 2010 y en plena crisis nos pusieron en el quinto lugar del ranking de la felicidad.
Yo
también estaba en este país y no sentía que fuéramos una potencia mundial de la
felicidad, de otras cosas sí, pero de la felicidad… Me costó entenderlo pero
leí a tres gurús de la economía y me quedé más tranquilo: Richard Easterlin,
Jeffrey Sachs y Bruno Frey. Ahora ya lo tengo más claro.
Según Richard
Easterlin los ingresos medios de Occidente y Japón subieron de manera
sorprendente desde la II Guerra Mundial, pero los niveles de satisfacción y
felicidad de la gente no cambiaron.
Jeffrey
Sachs, añade para más “inri” una curiosa paradoja. Una de las razones
principales es que los individuos tienden a medir su felicidad material en
comparación con la riqueza de sus vecinos. Si todos son ricos, ya no tiene
gracia; lo importante es la posición de uno respecto a la de otros individuos.
Para
Bruno Frey tenemos que adaptarnos a una forma de vivir más austera si deseamos
volver a ser felices pero Bruno no sabe que eso es algo doloroso porque antes
vivíamos bien, comprábamos sin preguntar el precio, viajábamos a países que
nadie sabía dónde estaban, bebíamos vinos como los césares romanos… y ahora nos
aconsejan que nos olvidemos de todo eso si no queremos ser muy infelices en los
próximos años.
Optimismo idiota
Ahora
que lo tengo todo más claro me surge una pregunta, si tras el susto de una
reducción de sueldo, o un ERE podría llegar a ser pasajero y con el tiempo uno
podría adaptarse a la nueva vida que te ofrecen las circunstancias y recuperar
la felicidad.
Si
necesitas ser optimista y no puedes, decide libremente engañarte a ti mismo
diciéndote que todo cambiará pronto. En pocas palabras, decide ser idiota para
poder sacar fuerzas y afrontar esta nueva realidad cambiando engañando a tu
mente.
Ahora
los economistas también se han interesado por el tema y nos ofrecen siete
elementos identificados que contribuyen a la felicidad: el dinero, la calidad
del trabajo, la salud, relaciones familiares, amistades, valores personales y
libertad individual.
Si de
estos siete elementos no hay nada que merezca una puntuación por encima del
aprobado, te aconsejo que pases a la siguiente fase, deja de ser optimista y hazte idiota porque aunque la situación no cambie, serás feliz.
Yo he
decidido que lo mejor que puedo hacer es lanzarme al lago del optimismo como
cuando tenía 20 años, de una manera alocada, desenfrenada, idealista y
romántica.
¡¡Vamos,
como un idiota!!